Cerrar el año formando futuro desde el mar

Cada fin de año nos invita a hacer una pausa y repasar el camino recorrido. En el sector marítimo argentino, ese ejercicio adquiere un valor particular cuando lo hacemos desde la formación y la capacitación de los hombres y mujeres de mar, verdaderos protagonistas de una actividad estratégica que combina conocimiento, oficio y vocación. Como miembros del Centro de Estudios Superiores del Mar Argentino, esta reflexión busca interpelar a una comunidad que entiende que no hay desarrollo marítimo posible sin personas preparadas.

El año que termina volvió a dejar en evidencia una certeza conocida, pero no siempre asumida con la profundidad necesaria: el capital humano es el principal activo del sistema marítimo argentino. Buques, puertos, tecnología y normativas son herramientas imprescindibles, pero cobran sentido únicamente cuando hay profesionales y trabajadores capacitados para operarlos, gestionarlos y mejorarlos. En un contexto global cada vez más exigente, la formación ya no puede pensarse como un requisito inicial, sino como un proceso permanente.

Durante este período, la capacitación marítima enfrentó desafíos concretos. La necesidad de actualizar contenidos frente a nuevas tecnologías, la adaptación a estándares internacionales cada vez más rigurosos, la incorporación de criterios de sostenibilidad y seguridad, y el impacto del cambio climático sobre las tareas tradicionales del mar obligan a repensar cómo, para qué y para quiénes formamos. A eso se suman las dificultades estructurales del país, que muchas veces condicionan inversiones, planificación de largo plazo y continuidad de políticas educativas.

En ese escenario, el rol del Centro de Estudios Superiores del Mar Argentino resulta clave. No solo como institución que forma técnicamente, sino como espacio que entiende a la capacitación como una herramienta de desarrollo humano y estratégico. Formar hombres y mujeres de mar es formar criterio, responsabilidad, conciencia ambiental y sentido de pertenencia. Es preparar personas capaces de tomar decisiones en contextos complejos, donde la seguridad, la eficiencia y el cuidado del recurso no admiten improvisación.

Este año hemos reforzado una convicción profunda: detrás de cada curso, cada certificación y cada instancia de actualización hay historias individuales de esfuerzo y expectativas. Jóvenes que buscan su primer embarque, profesionales que se reconvierten, trabajadores experimentados que vuelven a capacitarse para seguir vigentes. Ese movimiento silencioso es el que sostiene, día a día, la actividad marítima nacional.

De cara al año próximo, el desafío es claro: profundizar en una formación de calidad, accesible y alineada con una visión estratégica del mar argentino. Que la capacitación no sea una respuesta tardía, sino una política anticipatoria.

Cerrar el año, entonces, es renovar el compromiso con quienes navegan, investigan y trabajan en el mar. Porque formar a los hombres y mujeres de mar es, en definitiva, formar el futuro marítimo de la Argentina.

Jorge A. Frías
Secretario General
Presidente del CESMAr